Las plataformas como Netflix, Amazon Prime y Disney+ han revolucionado el consumo audiovisual, pero su impacto en la creatividad es ambivalente: han democratizado el acceso mientras imponen nuevas barreras invisibles.
Por un lado, han ampliado oportunidades. Directores chilenos como Maite Alberdi ("El Agente Topo") o Pablo Larraín ("El Conde") encontraron audiencias globales que antes eran impensables. Series como "Los Prisioneros" (Prime Video) demostraron que las historias locales pueden resonar internacionalmente cuando tienen los recursos adecuados. El streaming permitió que proyectos arriesgados -que nunca habrían encontrado distribución tradicional- llegaran a millones.
Sin embargo, el algoritmo es el nuevo guionista invisible. Las plataformas priorizan contenidos con fórmulas probadas: thrillers escandinavos, comedias románticas predecibles, dramas históricos de bajo riesgo. Películas chilenas como "Gloria" tuvieron que ajustar su ritmo contemplativo para las versiones internacionales. El 80% del cine nacional en streaming cae en la categoría "drama" (CNC, 2024), mostrando una homogenización preocupante.
Pero la creatividad no ha muerto, se ha transformado. Directores jóvenes están hackeando el sistema: usando TikTok para promocionar cine experimental, recurriendo a crowdfunding para mantener control artístico, o vendiendo NFTs de sus obras. Festivales como SANFIC se han convertido en escudos protectores del cine arriesgado.
El verdadero peligro no son las plataformas, sino la complacencia. Cuando el éxito se mide solo en minutos vistos, perdemos de vista que el cine es arte, no solo entretenimiento. Como dijo Raúl Ruiz: "Una película debe ser como un sueño, no como un mensaje publicitario". Las plataformas no han matado la creatividad, pero han obligado a los creadores a ser más inteligentes para preservarla.
La próxima década dirá si encontramos un equilibrio, o si el algoritmo termina devorando lo último del cine como arte. Por ahora, la creatividad sigue viva... aunque se tenga que nadar contra la corriente.
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