El Poder Judicial es uno de los tres pilares que sostienen el estado democrático de derecho de nuestro país, junto al Poder Ejecutivo y el Legislativo. Está conformado por tribunales de diversa competencia –civil, penal, laboral y familia- y su labor está destinada a otorgar a las personas una justicia oportuna y de calidad.
El algoritmo está diseñado para distribuir causas de forma automática entre jueces
disponibles, según
criterios como carga laboral, turnos y especialidades.
Pero su funcionamiento detallado no es completamente público, y solo unos pocos tienen
acceso a su configuración interna.
El algoritmo debería garantizar justicia imparcial. Pero si hay brechas, podrían usarse
para direccionar casos.
Algunas voces apuntan a que el sistema, como cualquier herramienta digital, no es
infalible.
¿Quién audita realmente el algoritmo? ¿Existen controles externos independientes?
¿Existirán casos donde la causa pueda "caer milagrosamente" en el mismo juez, una y otra
vez?
Esta manipulación, conocida como "forum shopping" (selección de tribunal), podría
comprometer la imparcialidad del proceso judicial y la justicia.
No hay pruebas concluyentes de manipulación. Pero sí, algunos analistas han pedido mayor
transparencia, y auditorías externas que aseguren la integridad del sistema.
Han surgido evidencias de que el algoritmo de distribución de causas del Poder
Judicial, manejado por la Corporación Administrativa del Poder Judicial (CAPJ), ha sido manipulado para seleccionar ilegalmente tribunales
que aseguren resultados favorables. Entre estos casos están la quiebra de
Curauma S.A. y la insolvencia transfronteriza de LATAM (ambos en el 2º Juzgado Civil de
Santiago); la inscripción fraudulenta de camiones usados ordenada por el 28º Juzgado Civil
de Santiago al Registro Civil; y el despojo de una propiedad inmobiliaria en el norte del
país. Estos casos, denunciados por las víctimas, han sido investigados como delitos de alta
complejidad, pero con escasa voluntad y avance en el Ministerio Público.
(Ciper 12.08.2024)
La tecnología puede ser una aliada de la justicia, pero también puede ser usada para
distorsionarla.
Hoy, el algoritmo de asignación de causas sigue siendo una caja negra.
Y mientras no se abran sus códigos ni se fiscalicen sus accesos…
la pregunta persiste: ¿quién programa a la justicia en Chile?